Recordando a Julio, a Julio Ceballos

18 ago 2021 / 20:05 h - Actualizado: 18 ago 2021 / 20:12 h.
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  • Foto de Julio Ceballos, extraída de la revista “La Orilla” (Verano 2021).
    Foto de Julio Ceballos, extraída de la revista “La Orilla” (Verano 2021).

Chipiona era, hasta la invasión de los intraterrestres procedentes fundamentalmente de Sevilla, Badajoz, Madrid y otras ciudades españolas, una relativamente pequeña localidad del Noroeste gaditano dedicada fundamentalmente a la agricultura, al comercio y a la pesca. Pero en contra de lo que pudiera parecer a simple vista –por la majestuosidad que se impone del Faro y del Santuario y por sus extraordinarias playas- tiene una historia milenaria.

Sin hacer una genealogía de todos los Hijos Ilustres de la villa -Predilectos o Adoptivos que han pasado por aquí o son nativos- porque eso implicaría remontarnos a los primeros pobladores de la Edad del Bronce como poco, a los primeros cristianos, romanos, árabes, medievales, renacentistas, barrocos, decimonónicos, del siglo XX y lo que llevamos ya del XXI –y sin que quiera esto decir que otras culturas y civilizaciones no hayan dejado sus vestigios- pues se sabe que incluso los vikingos pasaron por aquí y los fenicios, púnicos, cartagineses, cretenses, griegos, tartéssicos, visigodos, bizantinos, ...en definitiva, todos los Pueblos del Mar y los que desde la más remota antigüedad comenzaron a imponer su supremacía en las dos orillas del Mediterráneo y en este trozo que supone la Costa atlántica andaluza, dando la vuelta por la de Cádiz y llegando al Más Allá de las Columnas que separaban el Estrecho de Gibraltar.

Los egipcios no llegaron aunque sus vestigios y algunas de sus divinidades protectoras sí, y por supuesto muchísimas cosas de su cultura y de todo lo que habían recogido de Oriente y lo que empezaba a ser Occidente.

Valga todo este preámbulo para llegar hasta JULIO CEBALLOS, uno de las personalidades más ilustres y carismáticas que ha dado la villa de Chipiona, que hubiese sido más universal si se hubiese prodigado mucho más él mismo o quienes tenían la posibilidad de hacerlo, como a partir de ahora la tienen.

Lo cierto es que se nos fue JULIO CEBALLOS, no para los que le conocimos a él o a sus obras o todo lo que hizo por tantas personas y cosas, sino para el Arte que no es local, ni nacional, sino aquel que llega hasta donde lo hace su recuerdo.

Y sí, es cierto, cuando se marchó el pasado mes de julio de este año, se llevó consigo el molde o lo rompió porque es irrepetible una personalidad como la suya –fuerte e hipersensible a la vez- con una capacidad de organización y trabajo en los ámbitos más dispares, con ese amor incondicional a su pueblo, a nuestro pueblo, porque Chipiona no es sólo de los chipioneros, sino de todos los que la aman profundamente. Un lugar mítico y sin fronteras que se extiende en el interior del corazón.

En estos dos tristes años de despedidas que llevamos ya, se nos ha ido también el polifacético JULIO BALDOMERO FERNÁNDEZ-CEBALLOS MONTALBÁN, como era su nombre completo, JULIO CEBALLOS o sólo CEBALLOS como solía firmar sus composiciones pictóricas.

Para quienes no le conocieran, sólo puedo decir que era una de las personas que con su vida y sus obras, pudo significar un gran paso para la expansión y conocimiento de su pueblo natal.

Recordando a Julio, a Julio Ceballos
Julio Ceballos en su casa-estudio ante dos de sus obras. Foto extraída del periódico digital El Faro de Chipiona/Radio Televisión de Chipiona, del 14 de julio de 2021.

También, un personalísimo autor con un estilo inconfundible, un divulgador de la cultura que como digo no es local, sino universal, porque la Cultura como cualquier cosa que trascienda el pensamiento y la evolución, es propiedad de todos.

Nacido el 18 de agosto de 1937, JULIO fue fundamentalmente pintor, pero no cabe duda que también fue músico y que cultivó con éxito la investigación histórica, la escritura, la poesía, la promoción de otros artistas, la jardinería urbana, la divulgación de todo lo referente al arte, las celebraciones relacionadas con el culto cristiano como el Corpus o la Virgen de Regla, y en definitiva, un gran anfitrión -mejor que de Chipiona en el mundo- del mundo en Chipiona pues es a ella a donde acudían los altos representantes, ahora sí, internacionales.

Dotado desde su infancia para las artes, desde muy joven comenzó a dar muestras de su talento, al punto que su familia, no tuvo más remedio que aceptar que esa atracción por la belleza y lo inmaterial que ella transmite era algo congénito, que ya venía consigo cuando vino al mundo, a este mundo atlántico con un rico pasado que él también colaboró a difundir con el resultado de sus investigaciones y sus años de estudio en Archivos y bibliotecas.

De entre todas las que hizo en los parroquiales, municipales, de hermandades, particulares, etc. destaca el descubrimiento que hizo de la autoría de la Virgen de la Rosa, ubicada desde el gótico en la portada de los pies de la Parroquia de Ntra. Sra. De la O, pues la atribuyó documentalmente a PEDRO MILLÁN, uno de los máximos exponentes de la escultura gótica hispalense.

Recordando a Julio, a Julio Ceballos
Lienzo de Julio Ceballos dedicado a la música. Imagen extraída de La Voz del Sur, del 16 de julio de 2021.

En su faceta musical vamos a ver cómo él mismo llegó a componer partituras y destacar como divulgador de la música clásica, creando aficionados que cada año acudían a sus convocatorias. Todavía en la fachada de su casa se mantiene el cartel de Juventudes Musicales que tanto colaboró a crear e impulsó.

Pero para llegar a ser uno de los máximos exponentes de la pintura gaditana –desde luego lo era y sólo que no se prodigó lo bastante o no lo hizo en círculos que traspasaran mucho más los límites de la demarcación- primero tuvo que marcharse a Sanlúcar y a Jerez (para estudiar el Bachillerato de Artes) y a Madrid donde cursaría la carrera de Bellas Artes, sobresaliendo allí con los pinceles, óleos, lápices, dibujo a plumilla, y con las planchas para el grabado calcográfico.

Otra ciudad que ejerció en él bastante influencia creadora, fue Sevilla, donde se relacionó con autores relevantes, debatía y exponía sus obras y sus teorías, al punto de que fue nombrado Académico de Bellas Artes. Por todo esto, puede decirse que de todos los numerosísimos que frecuentó fue adquiriendo enseñanzas y abriendo nuevas puertas a su arte y para el Arte.

Ya antes había hecho lo mismo con la vanguardia pictórica que frecuentaba en los años cincuenta del pasado siglo, los cenáculos artísticos de la capital española, sobre todo con la cantera que formaba, se reunía y renovaba el panorama de las artes plásticas desde esa Cátedra Libre que ha supuesto el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Siendo académico en el sentido ahora de cásico y riguroso en su quehacer, JULIO CEBALLOS, así es como firmaba, llegó casi a la abstracción más absoluta, pasando antes por el expresionismo de raíces abstractas y figurativas, descomponiendo fragmentariamente las formas, envolviéndolas en un caleidoscopio geométrico y cromático.

La técnica, esa cuestión tan difícil de alcanzar porque se necesitan años de destreza, fue no obstante la gran baza de JULIO: una suya, personal, adquirida investigando en este caso doblemente. Por un lado con los pintores universales que podía conocer en su insaciable búsqueda a través de los libros.

Por otro lado esa voluntad de crear formas a pesar de todo, pudo compaginarla con sus otras muchas responsabilidades, como el formar parte de la Corporación municipal del Excmo. Ayuntamiento de Chipiona, o atender la Programación de conciertos dentro de Juventudes Musicales invitando a destacados instrumentistas o dando valor a nuevos intérpretes.

Episodio este que le dio más de un quebradero de cabeza ya que lo que a él más le hubiese agradado es que Chipiona llegase a ser un Centro de referencia Internacional de Música, para el que se contó con la aprobación del Ayuntamiento e incluso tuvo su sede en los Sanatorios de Santa Clara.

Es de esperar que se haga realidad ese sueño de JULIO y que algún día se cree al fin ese Centro; y un Festival que llevara su nombre, que se otorguen Premios de pintura, de música o de difusión del Patrimonio JULIO CEBALLOS, que al fin se le dedique la calle que con tanto cariño y afán ha solicitado la Asociación Cultural CAEPIONIS, que se inaugura una plaza o unos jardines; y por supuesto que se cree un Museo o Fundación, de manera que se pueda difundirse su persona y sus obras.

En las facetas musicales, llegó a componer partituras para villancicos, marchas de Semana Santa o incluso tanguillos para los carnavales, pero es en su ingente creación plástica donde destacan sobremanera los grandes murales; series como las de las “Puellae gaditanae”; las dedicadas a la música y a los músicos; a los desnudos femeninos y masculinos; al movimiento intrépido de los ropajes, a un barroquismo cargado de pliegues y por último, aunque esto que hago ahora es un recorrido somero por sus etapas y temas, las múltiples escenas que dedicó al QUIJOTE.

Me hubiese encantado llenar este artículo con anécdotas personales, experiencias vividas con él en las calles que decoró con macetas en su época municipal, que me siguiera contando historias y leyendas por el casco histórico y antiguo, en los paseos cercanos a la Cruz del Mar, la playa de Regla, ... o en la intimidad de su estudio. Pero no me atrevo. Cada persona tiene sus recuerdos y en ellos nos envuelve la emoción porque su vida al menos por el trayecto de un tiempo, ha sido también la nuestra.

Para quienes no tuvieron la suerte de conocerle, queda su legado, su paso por la tierra que no quisiera y no debiera olvidarse nunca; su gran cultura, sus valores humanos.

Desde aquí me dirijo a LUIS MARIO APARCERO, el Alcalde de Chipiona y a toda la Corporación municipal en pleno, para pedirle desde EL CORREO DE ANDALUCÍA, que aumente el nomenclátor y lo incluya entre los grandes nombres de esta bella, profunda y mágica villa de la costa gaditana.

Finalmente, desde aquí quiero dar las gracias a: JUAN LUIS NAVAL MOLERO, LUCAS DEL MORAL, MANUEL ÁVILA, AGUSTÍN SÁNCHEZ, JUAN CARLOS CLAVER, Mª ROSA CADIERNO y MARÍA DE MOLINA, y a MARGUI CEBALLOS, hermana de JULIO, por todo lo que me han aportado para que él –ni ellos por todo lo que hacen también- caigan en el olvido. JULIO existirá mientras se le recuerde con muestras dedicadas a su persona o a su obra, o hechas en el homenaje que por tantas cosas, se le debe.