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Antonio Ramírez de Arellano: "La política de becas es como la lista de Schindler, ¿a quién salvamos?"

El rector de la Universidad de Sevilla, con algo más de un año en el cargo, repasa las claves del presente y del futuro de la institución, con la concesión de becas como tema candente.

el 18 ago 2013 / 23:00 h.

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entrevista antonio ramirez de arellano Ramírez de Arellano ha cumplido un año al frente de la Universidad de Sevilla. / J.M. Espino (ATESE) Ha cumplido en el cargo poco más de un año, pero el volumen de frentes abiertos es tal que tiene la impresión de llevar una eternidad. Antonio Ramírez de Arellano (Sevilla, 1964) no baja la guardia. El ministro José Ignacio Wert tiene en él a un serio contrincante. Aunque no necesitó beca para estudiar, sabe que para miles de jóvenes es vital. Por eso, esta pelea a cara de perro con Wert está dispuesto a librarla. –¿Le ha cogido con el paso cambiado el ministro Wert? –Conocía muy bien el programa de Gobierno del PP. Lo han seguido al pie de la letra y he expresado mi desacuerdo, porque supone un cambio de modelo universitario que no puedo compartir. Se quiere justificar un cambio ideológico con reflexiones que se alejan de la realidad. En las conversaciones con el Gobierno, que esa es otra... El ministro de forma táctica eligió el enfrentamiento. Pero ya le hemos demostrado que discrepamos de forma leal y constructiva. Por eso, el ministro ya no habla de que todas las universidades públicas son malas;ahora dice que hay departamentos y áreas que deben mejorar, cuestión con la que cualquiera puede estar de acuerdo. Ya no dice que sobran universitarios, sino que hay áreas en las que se pueden optimizar las titulaciones... –Con la política de becas no necesita decirlo, es un hecho que dejará fuera a miles de alumnos [la entrevista se hizo antes de que el ministro pusiera en un 5,5 la nota para obtener beca el primer curso y un 6,5, para mantenerla]. –Las universidades le hemos afeado al ministro que nos presentara un papel cuatro días antes de un Consejo de Universidades. Había asumido el compromiso de hacernos llegar la documentación y trabajar con nosotros la reforma. No aspiro a hacer la ley, pero sí a ser escuchado. En más de una ocasión le he dicho al ministro que ya había empezado su reforma con la política de profesorado y becas. –¿Centrar el debate en el sistema de elección del rector ha sido un señuelo para que pasara desapercibida el resto de la reforma? –Se piensa que los rectores están en sus puestos para defenderse a ellos mismos, lo que supone perder de vista que somos servidores públicos. Aquí el verdadero problema es la autonomía universitaria. Pero volvamos a las becas. Es algo que me duele y que he tenido ocasión de decírselo al ministro. Que haga el favor de poner cara al problema. –¿Usted le ha puesto cara? –Por supuesto. Tenemos 7.000 estudiantes de la provincia, muchos de los cuales pueden tener serios problemas económicos. Para ellos, quedarse sin beca puede llegar a ser un problema insuperable. Y pasa algo todavía más grave que he tenido ocasión de decírselo al ministro: de cada diez euros que cuestan los estudios en primera matrícula, ocho es dinero público. Es decir, que a cualquier ciudadano se le pagan ocho de cada diez euros. ¡Y estamos concentrando los esfuerzos de que hay que rendir más en aquella parte de la sociedad que está allí por razón de renta! Es una ofensa. En privado, le hemos llegado a decir al ministro que esto de las becas es como la lista de Schindler, ¿a quién salvamos? –¿Ha sido becario? –No, pero la matrícula, aunque es un desembolso, no es lo más importante. Están el resto de gastos: piso, transporte, comida… Esto son 400 euros al mes, el dinero con el que muchas familias viven ahora. –¿Teme un año conflictivo? –Puede ser, porque a esta nueva política de becas hay que añadirle que se cumple el plazo de los requisitos académicos de las del año pasado: todos los que no hayan superado el 50% de los créditos tienen que devolver la beca. Si estas personas no tenían medios para pagar la matrícula, ¿cómo van a devolver la beca? ¿Qué Administración les va a pedir la devolución? Ni la Junta ni las universidades las han dado. ¿Qué va a hacer el Gobierno: exigirá la devolución o nos exigirá a nosotros que la pidamos? Es preocupante. Vamos acumulando años de crisis y se va deteriorando la situación de las familias. Tenemos cubiertas las plazas pero ahora viene el momento de pagar las matrículas y a ver qué pasa. –¿Cómo les afecta la crisis económica que padece el CSIC? –Los proyectos de investigación del CSIC están sobreviviendo única y exclusivamente por la Universidad. –¿Y esto no peligra con la delicada situación de los campus? –Tenemos problemas de retrasos, pero somos fiables. A mí se me rompe el corazón cuando pienso en las personas que vieron que era fundamental para el país tener un potente tejido investigador. ¿Y ahora qué, lo desmantelamos, lo consideramos un lujo? ¿Hay alternativa? –¿En qué quedará el acuerdo firmado con Griñán en San Telmo si se prorrogan los presupuestos? –Nos preocupa muchísimo porque la prórroga significa que el gasto se va a mantener, es decir, que no va a haber nuevas políticas. Si no hay acuerdo, habría que coger el actual y rebajar los gastos hasta cumplir el déficit. ¿Y cómo se hace? Con un recorte generalizado. Ese recorte ya se implantó en 2012. Si el año que viene hay un recorte, al Gobierno le queda muy poco margen… –¿Los sueldos? – Claro, es una de las preocupaciones. Aunque si eso es así, nos lo encontraremos sobre la marcha.

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