Local

''¡Bruce, gracias por venir a Sevilla!''

Al final Sevilla acabó respondiendo.Aunque parecía costar cubrir de almas el Estadio Olímpico, más de 30.000 arroparon a Bruce Springsteen. Nada apartó a sus fans del calor del líder. Más de 24 horas antes ya había seguidores concentrados. Una explosión de adrenalina rockera a 40º grados a la sombra.

el 16 sep 2009 / 06:22 h.

TAGS:

(vídeo: Elizábeth Moreno)

Al final Sevilla acabó respondiendo.Aunque parecía costar cubrir de almas el Estadio Olímpico, más de 30.000 arroparon a Bruce Springsteen. Nada apartó a sus fans del calor del líder. Más de 24 horas antes ya había seguidores concentrados. Una explosión de adrenalina rockera a 40º grados a la sombra.

Primera hora de la tarde. Entre puestos de gofres, unidades móviles de hamburguesas y tiendas de camisetas a 25 euros, una cola de casi un kilómetro se abría paso camino del Olímpico. No avanza. Quedan todavía dos horas para que los primeros colonos alcancen el césped. Un primer vistazo a los habitantes de la Cartuja en un día con el mercurio con las hormonas revolucionadas dejaba claro una cosa. Hoy [por ayer] no era el día de Madonna, las divas y los superfans de color fucsia daban paso a los legionarios de Bruce Springsteen que, estricta camiseta mediante, amainaban con latas de cerveza anti-fashion la irrespirable temperatura.

"Bruce es Bruce". Lapidaria frase. Puede que un poco corta de contenido, pero suficiente como contraseña de acceso al mundo del Boss. La pronunciaba Jordi, un catalán que se quedó descolgado de entradas en San Mamés y decidió saltarse al Sur. No es la única vez que se oye la clave. "Es el jefe", "Bruce es el más grande", "nunca defrauda"... se les podrá acusar a los fans del mayor rockero viviente ser algo parcos en palabras, pero la canícula no acompañaba para manifestaciones más estrafalarias.

Al igual que les sucede a otros grandes, al líder de la E Street Band lo acompaña un séquito heterogéneo, una riada de distintas generaciones atravesadas por la pasión que despierta el único artista capaz de cantar un tema tan políticamente incorrecto como Born in the USA y lograr poner un estadio abajo en el otro lado del globo. "¡Bruce gracias por venir a Sevilla! Eres maravilloso, el mejor, jamás me cansaré de escucharte", le decía de tú a tú Antonio, gaditano más espléndido en la palabra, quizás porque con su entrada de grada en primerísima fila (comprada el primer día) podía permitirse descansar en una codiciada sombra.

El calor, que a todos altera, tenía un poco nerviosos a los vovis y aparcacoches, que dirigían los autos a los estacionamientos como si el lugar se hubiera convertido en el cruce neoyorkino de la Quinta Avenida con Times Square.

Cualquier cosa era buena para entretenerse. Los mejor situados en la cola -algunos con más de 24 horas de espera a las espaldas- se las sabían todas en la empresa de matar el tiempo:"Las camisetas del puesto nos las conocemos con los ojos cerrados y te podemos recitar la carta de pizzas de la furgoneta que está debajo del puente", explicaba sin perder el entusiasmo Leonardo, que tras bajarse de su vuelo de Valencia ayer en San Pablo, se vino con lo puesto al Estadio. "Ahora empiezo a sentir que toda la espera habrá merecido la pena", decía.

Seguidores excéntricos En la pequeña Babel de la cada vez más larga cola se reunían otros especímenes variopintos: El coleccionista, John, 62 años, rastreador de vinilos del Boss por medio mundo real y todo el globo virtual; el fan freaky, Javier, 23 años, motero, con un "Love Bruce" tatuado en la espalda, y los ligones, Javier y Pedro, 28 años, con plan fijo, "objetivo: cazar algunas chicas amantes del Jefe". Lo tenían difícil.Decir que el fragor, el sudor y la dureza de un viejo guitarrero como Springsteen emociona más al sector masculino sería faltar a la verdad. Claro que... en el muestreo, la inmensa mayoría de las mujeres venían para satisfacer los anhelos rockeros de sus parejas. Tal vez... no todas. En brazos de su mamá llegaba Diana. Con apenas un año en el mundo ya le debe sonar familiar el estribillo de Glory Days.

  • 1