Debacle, calamidad, ruina, humillación, bochorno, desastre, ridículo... eligan ustedes mismos el término que prefieran, remuévanlo bien, échenle un puñadito de excusas, un par de cucharaditas de indolencia y un manojo de mandanga y tendremos listo un impecable titular que nos servirá para ilustrar cualquier crónica de los cuatro últimos partidos del Betis fuera de casa. Lo de Soria, contra el Numancia, no fue más que un calco de lo ocurrido en Elche, Murcia o San Sebastián, donde el conjunto verdiblanco –llamarle equipo es faltar a la verdad– firmó una serie de partidos deleznables que, por repetidos, ya no pueden coger por sorpresa a nadie. Esto es lo que hay, béticos.
Y lo que hay es un grupo de jugadores que saltan al campo, una semana sí y otra también, a verlas venir, incapaces de llevar la iniciativa hasta que no les clavan las espuelas, con una línea de zagueros que es un dolor, un centro del campo que rara vez toma el mando, nadie que se imponga con fuerza en los balones divididos y una falta alarmante de iniciativa en el banquillo.
En Soria, como tantas otras tardes, tardó mucho el Betis en entrar al partido, pues aún se estaban ajustando algunos jugadores los guantes o las bufandas cuando Nano le tiró el primer caño de la tarde a Nelson –luego hubo más– y mandó un excelente centro al área que Del Pino cabeceó de espectacular plancha anticipándose a Fernando Vega, su marcador.
Iban sólo once minutos y los verdiblancos ya habían mostrado todo el repertorio de deficiencias que le vienen lastrando durante toda la temporada. Si helado estaba el ambiente (-10 grados llegó a marcar el termometro) más helado debió dejar a los aficionados béticos ver cómo el Numancia superaba de cabo a rabo al Betis en la primera media hora, con Nano haciendo encaje de bolillos con Nelson, un coladero por el centro y sin respuesta alguna en ataque.
Al filo de la media hora llegó el primer remate con cierto peligro de los verdiblancos, obra de Caffa, y un par de jugadas polémicas en las que el linier señaló dos fueras de juego a Sergio García y el propio Caffa que no lo parecían, cuando se quedaban solos ante el meta rival. Al menos, en el tramo final de la primera parte, el Betis dio señales de vida y parecía capaz de apretar al rival.
Espejismo. Pero todo fue un espejismo. Tapia metió en el descanso a Pavone por Nelson en busca del empate, pero a las primeras de cambio cantó otra vez la gallina: Rivas falló de forma clamorosa al despejar un centro lateral de Íñigo Vélez y Nano marcó a placer el 2-0 anticipándose a Carlos García. Minuto 50.
La respuesta desde el banquillo bético no fue otra que quitar a Fernando Vega y poner a Dani, que llevaba casi un año sin jugar y dos y medio sin hacerlo con el Betis. La del Numancia fue otro gol: esta vez Nano –que parecía Gento– se fue de Damiá y su centro lo cabeceó Mikel Alonso anticipándose otra vez a los centrales. La primera ocasión verdiblanca no llegó hasta el minuto 87, ya con todo el pescado vendido. Pero ni por esas. Echar ahora al entrenador es lo que se estila, pero el problema de este Betis está mucho más arriba.
3 - Numancia: Eduardo; Flaño, Palacios, Boris, Balenziaga; Dimas, Barkero; Del Pino (Mario, min. 80), Mikel Álvaro (Garmendia, min. 80), Nano; y Iñigo (Lago Juniors, min. 76)
0 - Real Betis: Goitia; Nelson (Pavone, min. 46), Carlos García, Rivas, Fernando Vega (Dani, min. 55); Iriney, Mehmet Aurelio (Juande, min. 83); Damiá, Nacho, Caffa; y Sergio García.
Goles: 1-0: Min. 11, Del Pino. 2-0-: Min. 50, Nano. 3-0: Min. 61, Mikel Álvaro.
Árbitro: Del Carro Grande (comité madrileño). Enseñó cartulina amarilla a los béticos Iriney (min. 40) y Pavone (min. 85).
Incidencias: Estadio Los Pajaritos. Alrededor de dos mil aficionados en un encuentro que se inició a cuatro grados bajo cero, aunque el ternmómetro llegó a bajar a -10 grados. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de dos ex-presidente del CD Numancia, Miguel Gil y Félix Valero.
