Cofradías

El Duelo del pueblo

El Santo Entierro eleva a pasaje evangélico una costumbre popular.

el 31 mar 2011 / 20:44 h.

Imágenes que componen el misterio del Duelo y que se pueden ver hasta el domingo en el Mercantil.

¿Recibió María el duelo? Los Evangelios no lo recogen, pero en Sevilla hay hasta un paso -el tercero del Santo Entierro- que representa este momento de dolor de la Virgen. Su configuración actual se fija en 1693, año en el que los santos varones pasan del paso del Yacente (hasta entonces representaba más bien el traslado al sepulcro) al de la Virgen de Villaviciosa (que ya contaba con las tres marías y San Juan). Nace así el misterio del Duelo, como empieza a denominarse en el siglo XVIII: "Es una costumbre cultural de la época elevada a pasaje evangélico", explica Pablo Alberto Mestre, historiador y secretario del Santo Entierro, que hoy (20.30 horas) da una conferencia sobre la devoción de la Virgen de Villaviciosa y el Duelo.

Es uno de los actos centrales de la exposición VBI EST DOLOR (¿Dónde hay dolor?) que se puede ver hasta el domingo en el Círculo Mercantil. Allí, la corporación del Sábado Santo invita a conocer el nombre de su dolorosa titular (de Villaviciosa), así como presenciar de cerca y con una visión envolvente el misterio del Duelo, expuesto en su totalidad a falta de la Virgen.

En la escena confluyen dos visiones artísticas del dolor: la representada en la dolorosa, obra de Cardoso Quirós en el XVII, con "un dolor desmedido y desgarrador"; y la de las figuras secundarias salidas de la gubia de Juan de Astorga en 1829 con "un dolor más interior". "El siglo XVII y el XVIII se dan la mano en el paso del Duelo de una manera única", resalta Mestre.

Precisamente, los siete dolores de María son el hilo conductor de la muestra en la que, además de las imágenes del Duelo, se pueden contemplar grabados antiguos del Santo Entierro, enseres, bordados y los atributos de la Pasión (la oreja de Malco, el gallo, los clavos...), recuperados hace unos años en el cortejo procesional.

También está presente la leyenda que da nombre a la Virgen. Aquella que la sitúa en un pueblo portugués (Vila-Viçosa) y el cordobés Hernando, que en el siglo XV la trajo a Córdoba.

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