De pie, con abrigo, bufanda y, en el peor de los casos, aguantando la lluvia y el viento bajo un paraguas. La espera de un autobús puede ser una odisea si no hay donde cobijarse. Un 15% de las paradas de Tussam carece de marquesinas, según denuncia UGT. Este viaje a la intemperie va de barrios periféricos como el Polígono Sur o Los Bermejales a la Ronda Histórica.
7.30 horas. Un grupo de trabajadores y escolares aguarda la llegada de la línea 30 junto a un solitario poste en la rotonda que da acceso a la barriada de Las Letanías. Armados de paciencia y forrados con abrigos, gorros y bufandas, Ángel Sánchez y el resto de pasajeros agradece que "al menos esta mañana no llueva". "Parece que estamos en el desierto. Olvidados del mundo", critican. Se trata de uno de los puntos negros que, según denuncia la sección sindical de UGT en Tussam, tiene la red de paradas de autobuses. Precisamente en esta zona del Polígono Sur, la cifra supera la media del 15%, pues siete de cada diez carece de estructuras para resguardarse de las inclemencias meteorológicas.
Vecinos y sindicatos exigen el restablecimiento completo de las marquesinas en aquellas paradas que dispongan de espacio suficiente para ello. Reivindican que estas instalaciones con asientos y cristaleras facilitan la espera, sobre todo a los que presenten problemas de movilidad. Por su parte, Tussam responde que la partida de marquesinas está a un nivel "bastante bueno, muy por encima de la media andaluza".
Muy cerca de allí, en las Tres Mil Viviendas el panorama no mejora. Desde hace varios meses una de las paradas del 31 a su paso por esta barriada posee la estructura metálica de la marquesina, aunque carece de cristales que alivien la espera. Asociaciones vecinales y UGT critican el "mal estado" de este punto por el que, dicen, "a diario pasan decenas de personas, muchos mayores que acuden a su cita semanal al consultorio y que no pueden esperar varios minutos en pie".
La zona más céntrica tampoco escapa a estos "olvidos" de Tussam. En la Ronda Histórica, a la altura de la Carretera de Carmona, la parada del C2, C3 y 1 está literalmente precintada por la Policía. Hace unos meses un vehículo se empotró en la marquesina, destrozando los cristales y dejando inservible el armazón. Desde entonces, los usuarios que se suben o se bajan en este punto lo hacen unos metros más allá de la parada, en una minúscula acera limitada por la calzada y el carril bici que atraviesa este punto.
Siguiendo el camino de las líneas circulares en dirección Barqueta-Prado la siguiente parada, en la confluencia de Puerta Osario con José Laguillo, está señalizada sólo por un poste. Allí las colas para subirse al C3 o al 1 llegan hasta el mismo paso de peatones que hay frente al ambulatorio de María Auxiliadora, sobre todo en horas puntas. Tampoco aquí hay marquesinas. La razón, según critica UGT en su informe, "el carril bici que ha usurpado el espacio necesario para su colocación".
En medio del campo. Otra de las zonas castigadas está en la barriada del Pítamo, a la que da cobertura la línea 36A. La parada de regulación que tiene junto al Cuartel de la Guardia Civil -que hasta dispone de un horario de salida prefijado- tampoco dispone de armazón que resguarde a los usuarios.
Los vecinos del Pítamo critican que el poste de la parada esté "en medio de una rotonda que está situada prácticamente en medio del campo". En Los Bermejales, la parada del 34 y el A6 Nocturno en la calle Bergantín tampoco tiene marquesina. La portavoz vecinal de Bermejales 2000, Concepción Rivas, advierte de que es "un peligro" la llegada de los jóvenes de madrugada.
