El bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, estrenará hoy en el Teatro Maestranza su nuevo espectáculo, Sonerías, en el que recrea sobre el escenario las calles de La Habana para demostrar que la música cubana y el flamenco están más cerca de lo que parece. "No se distinguen en nada, ambos tienen una manera similar de entender el sentido rítmico, de arraigarse a la tradición y de respetar a los viejos, de modo que plantea "el mensaje de cómo la música puede unir a la gente en un segundo, en una nota, en un compás".
El montaje cuenta además con el llamativo detalle de que será el primero en el que Farruquito se haga acompañar de bailaoras ajenas a su familia, en concreto de la italo-sevillana Irene Bazzini, La Sentío, Salomé Ramírez, Gema Moneo y Saray Cortés. "No lo había hecho nunca, exceptuando cuando he bailado con mi tía y con mi madre, pero también se disfruta muchísimo. Todas ellas son guapísimas, y cada una tiene su personalidad. Eso sí, a veces he echado de menos bailar con la familia, pero cada uno está haciendo sus cosas", explicó.
Junto a las bailaoras citadas, Farruquito lleva consigo un amplio elenco en el que destacan nombres como el guitarrista gaditano Román Vicenti, el bajista cubano Alain Pérez -acompañante de Paco de Lucía en una de sus últimas giras-, el pianista Jaime Calabuch Jumitus -habitual de Diego El Cigala-, el percusionista Isidro Suárez y el cantante de boleros Moncho como invitado especial, entre muchos otros. El repertorio -todo con música, letra y coreografía concebidas por el propio Farruquito- comprenderá boleros, soleá, guajira, taranto, sevillanas, tangos y un fin de fiesta.
Preguntado por los periodistas si este giro caribeño suponía sacar los pies del plato de la ortodoxia a la que tiene acostumbrado a su público, Farruquito negó para asegurar que tiene los pies "bien asentados en mi cultura, y lo que hago es bailar flamenco. Lo que sucede es que el flamenco puede convivir con cualquier forma musical", dijo.
Después de cumplir condena por el atropello mortal de un peatón en 2003 mientras conducía sin carné -14 meses en prisión de los tres años de pena impuesta por el juez, dada su conducta de "preso ejemplar"-, Farruquito no sólo parece dispuesto a ser un nuevo ciudadano, sino también a reinventarse como artista.
Cuando se le recuerda una vieja grabación en la que aparece su abuelo, el fallecido bailaor Farruco, diciéndole a Farruquito niño que no era como los demás, que era un ser especial porque tenía un don, éste sonríe con cierta melancolía. "No quiero ni pensar en eso. Era la opinión de mi abuelo y hablaba por el cariño, por el corazón, pero prefiero pensar que no soy nadie especial. Lo único que trato es de seguir aprendiendo y comprendiendo, y de darle al público un poquito de todo eso. Nada más", apostilla.
