Cultura

Gloria y honores al cante de atrás

Numerosas figuras se dan cita en Fibes para rendir homenaje a Curro Fernández

el 17 dic 2014 / 12:00 h.

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LOCAL 14-15 Curro Fernández lleva unos días abrumado por las muestras de cariño y las llamadas de los periodistas. El motivo de tanto revuelo es el homenaje que recibirá esta noche (20.30 horas) en Fibes, con motivo de sus 50 años de carrera, y en el que estará arropado por una concentración de jondura como pocas veces puede verse en un cartel. «Cuando mi hija Esperanza empezó a trabajar en este reconocimiento, lo primero que pensé es que el mejor regalo era precisamente haber tenido la suerte de trabajar todos esos años, con tres generaciones de bailaores y bailaoras, cantando para los más grandes», explica. «Ahora bien, cuando me contaron toda la gente que vendría, y la que ha querido venir y no ha podido entrar al final, ha sido muy emocionante. Es un sueño, ¡qué digo, un super-sueño!». El espectáculo, dirigido por José Antonio, contará con voces como las de Estrella Morente, Marina Heredia, Arcángel o José Valencia;el baile de Manuela Carrasco, Eva La Yerbabuena o AntonioCanales; y guitarristas como Miguel Ángel Cortés o Dani de Morón, entre muchos otros artistas. Y cómo no, con representantes del clan Fernández, con Esperanza al frente. También se trata, según reconoce Curro, de un tributo al tan poco reconocido cante de atrás, donde él se convirtió en figura indiscutible. «Se lo podrían haber dado a cualquiera de mis compañeros, a Chano Lobato, a ManoloSevilla, a tanta gente valiosa de mi época. Porque hemos tenido que cuidar a los bailaores y bailaoras para que salga todo lo mejor posible; y hemos tenido, para ello, que sabernos todos los palos del flamenco. Fíjate que a Ana Mari Bueno o a Merche Esmeralda les gustaban las guajiras, y ahí que había que saber hacer una guajira. Y con Manuel Vargas, que su número era la petenera... ¡Y decían los gitanos que la petenera da mal bajío! Pero qué va, a mí siempre me ha encantado, como hacer la soleá para Manuela Carrasco, eso era impresionante, cuando con 17 años, guapísima, puso el flamenco del revés». Los recuerdos van y vienen en la voz de Curro Fernández (Sevilla, 1941), empezando por sus inicios: «Yo de hecho empecé a bailar con 16 o 17 años, con los Coros y Danzas. Quería ser profesional del baile, pero un día el cantaor se puso malo, y como sabían que cantaba me dijeron: ‘Paco –porque entonces me llamaban Paco–, tienes que cantar’. Me animé, gustó, y a partir de ahí me fueron llamando», evoca. Su primera compañía fue el ballet de José de la Vega, en Barcelona, con quien giró por Francia y adquirió mucha experiencia. A partir de ahí, el desfile de figuras fue inacabable: MatildeCoral, Trini España, Pepa Montes, Isabel Moreno, Loli Flores, Farruco... «Y si se me olvida gente, que me perdonen, pero es que de verdad han sido muchos», se disculpa Curro, y apunta de seguido: «Quiero acordarme también del último año de El Mimbre, que aunque ya estaba malito era increíble cómo movía las manos», agrega. En su carrera hay también otro hito memorable, como su participación en la Misa gitana de Antonio Mairena. «Ese fue un momento grande mío, ahí cantaba yo solo», se enciende Curro. «Se hizo en El Salvador, y aunque tenía que haber estado Naranjito de Triana, en paz descanse, como le cogió en Holanda y no tenía tiempo de venir, Mairena y Luis Caballero se acordaron de mí. ¡Con las figuras que había entonces! A partir de ahí hice cosas como solista, con Miguel Acal, y en los cursos que Mairena organizó por las universidades... Pero lo que a mí me ha gustado, lo que de verdad me ha vuelto loco, es cantar para el baile. Aunque no hayamos podido hacer el cante como hemos querido, porque había que dar el remate con el pie de la bailaora, o acortar el cante cuando hiciera falta. Mucho oficio», asevera. Como no podía ser de otro modo, Curro transmitió esa experiencia a sus hijos, que tomaron también la senda del arte: Paco con la guitarra, José al baile, Esperanza cantando... «El colegio no les gustaba, pero les dije que tenían que saber lo justo y luego sí, podían dedicarse al flamenco, pero aunque se lleve dentro también hay que estudiarlo. Esperanza tenía una voz preciosa, pero le dije que tenía que escuchar mucho, y lo mismo a Paco, aunque desde chiquitillo tenía un compás asombroso. Me han visto en festivales, y alguna vez, estando de fiesta, los desperté a las seis de la mañana para que escucharan cante. Porque si no estudias, te quedas con la bulería y ya está».

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