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La Copa mantiene vivos los sueños de los béticos

El Betis empezará a jugarse esta noche en Palma el pase a las semifinales de la Copa del Rey, el torneo que más satisfaciones le ha deparado en las últimas décadas y en el que aún podría acariciar la gloria en una temporada frustrante en el aspecto liguero.

el 15 sep 2009 / 21:31 h.

El Betis empezará a jugarse esta noche en Palma el pase a las semifinales de la Copa del Rey, el torneo que más satisfaciones le ha deparado en las últimas décadas y en el que aún podría acariciar la gloria en una temporada frustrante en el aspecto liguero.

Betis y Mallorca saben bien lo que es disfrutar de las mieles de la Copa del Rey, no en vano los verdiblancos fueron los campeones en la edición de 2005 y los baleares en la de 2003. Ambos fueron, además, subcampeones ante el FC Barcelona en las finales de 1997 (la perdió el Betis en la prórroga) y 1998 (la perdió el Mallorca en los penaltis), por lo que al que gane seguramente se le presentará la oportunidad de tomarse la revancha ante el conjunto culé -salvo sorpresón perico-, que anda intratable en la Liga y a finales de febrero deberá afrontar la eliminatoria de octavos de la Champions ante el Lyon, justo la semana anterior y la siguiente al partido de vuelta de las semifinales contra el vencedor del cruce que hoy empieza a definirse en el Ono Estadi.

El Betis, al que todos coinciden en otorgar mayor crédito que el que clasificación liguera concede, tiene por tanto una oportunidad que ni pintada para volver a hacer vibrar a su alicaída afición, pues no cabe duda de que en este doble duelo ante el Mallorca parte como claro favorito, toda vez que los baleares (a seis puntos de la salvación) no están para muchos trotes coperos por su delicadísima situación en la Liga, que los béticos han revertido gracias al reconfortante triunfo dominical en Valladolid.

El equipo de Chaparro, eso sí, acude a Palma muy lastrado por la plaga de bajas y los refuerzos que no llegan (eso de fichar a última hora es inherente a Lopera), así que el once que presente hoy de salida en el Ono Estadi será cuando menos extraño, pues hay que rotar por fuerza ante la avalancha de partidos que se presenta pero hay zonas en las que la rotación se hace imposible por la carencia de efectivos en el primer plantel, como es el caso de la delantera, lo que puede provocar la titularidad del canterano Diego Segura, que repetiría en el once inicial como ya hiciera en la vuelta de la eliminatoria ante el Castellón.

Las principales novedades en la expedición bética que ayer tarde viajó hacia Palma y montó su cuartel general en el Meliá Palas Atenea, en pleno Paseo Marítimo de la capital balear, son el regreso de Emana, una vez cumplido su partido de sanción, y el del lateral argetino Monzón, ya recuperado de la lesión que sufrió precisamente jugando la Copa en Irún, lo que permitirá dar descanso a Fernando Vega, que junto a Arzu lo está jugando absolutamente todo en este cargadísimo mes de enero, en el que los béticos afrontan hoy su sexto partido en apenas 18 días.

Chaparro ha de mimar a sus hombres y rotar con tino a sus jugadores, procurando reducir lo mínimo el potencial del equipo. Los seis puntos sobre el descenso en la Liga no son un colchón suficiente como para relajarse y fiarlo todo a la Copa, que por otro lado es el único camino que puede conducir de nuevo a los béticos a las puertas de la gloria.

La temporada ha sido cruel en muchos de sus episodios con el Betis, no hay más que recordar las derrotas ante Real Madrid, Villarreal, Valencia, Almería, Málaga o el mismísimo FC Barcelona (Gudjohnsen anotó el 3-2 a falta de diez minutos, tras levantar los béticos un 2-0 pese a lesionarse Mark González), así que ¿por qué no soñar en la Copa con una de esas gestas tan habituales del club de las trece barras? Para ello hay que dar cuenta antes del Mallorca, al que eliminar no supondría gesta alguna tal y como están las cosas. Y con el que caer eliminado supondría un varapalo monumental, tanto como enterrar la temporada a falta de más de cuatro meses para su conclusión. La Copa mantiene vivos los sueños de los béticos y a ella hay que agarrarse con fuerza.

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