El Parlamento andaluz han sido cuatro parlamentos. El primero de todos abrió sesión el 21 de junio de 1982, un día de muchísimo calor en Sevilla, como recordaba ayer Antonio Ojeda, que fue su primer presidente, en la presentación del libro 1982. Andalucía consigue su Parlamento. La sede estaba en los Reales Alcázares, pero no tardaría en mudarse. Hasta tres veces en la primera legislatura. Antes de aquel Parlamento andaluz no existía ningún otro. No había existido una Cámara que acogiera a los representantes políticos del pueblo andaluz en los últimos 40 años. De hecho, como tal, puede que nunca antes existiera. "No teníamos antecedentes históricos a los que remontarnos. Aquello era una institución que dependía fundamentalmente de cómo eran los parlamentarios", recordó ayer Ojeda.
Y los diputados eran los diputados más jóvenes de la historia de una cámara representativa. Diez de ellos tenían menos de 30 años, y más de una veintena tenía menos de 35. Una diferencia notable con la Cámara actual, donde sólo siete parlamentarios están por debajo de los 35. Aunque entonces sólo había seis diputadas entre los 108 políticos que rellenaban el hemiciclo, y ahora el número es considerablemente mayor. "Hubo que hacer pedagogía, porque había muchos diputados jóvenes sin experiencia y muchos periodistas novatos, que eran quienes iban a servir de altavoz a la Cámara", explicó Ojeda.
El segundo Parlamento abrió en febrero de 1983. Ofreció sólo 50 sesiones, y lo hizo en la actual sede de Cajasol de la Plaza de San Francisco, en la misma sala Chicarreros, donde se aprobó la ley de Reforma Agraria y fue investido presidente Francisco Rodríguez de la Borbolla. Bigotes y barbas cerradas, gafas de pasta ahumadas y grandes ojeras de las sesiones que empezaban en la Cámara y continuaban en el bar. "No sabíamos muy bien qué era la democracia, pero la usábamos con mucha ilusión en noches interminables", contaba Salvador Pérez Bueno, el primer portavoz del PSOE.
El tercer Parlamento inició su trabajo en diciembre de 1985, en la Iglesia de San Hermenegildo, donde ya habían estado las Cortes Generales en el año 1823. Allí se aprobó la creación de la Cámara de Cuentas, de RTVA y de los espacios naturales protegidos. "No me atrevo a decir que éramos unos políticos geniales, pero transmitíamos sintonía a la ciudadanía, algo que ya no es capaz de hacer la clase política", decía Ojeda.
El cuarto Parlamento es el último, el actual, sito en el antiguo hospital de las Cinco Llagas. Abrió sus puertas en febrero de 1992. Desde el primero al último se han aprobado 200 leyes y ha habido siete presidentes, cuatro de ellos estaban ayer presentes: Ojeda, Javier Torres Vela, Diego Valderas y Fuensanta Coves. "En todo este tiempo, la mejor noticia ha sido la rutina democrática", dijo Coves.
