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“La mujer andaluza influyó en las costumbres americanas”

Autora de novela histórica, libros de viajes y ensayos, Eloísa Gómez-Lucena acaba de publicar Españolas del Nuevo Mundo (Cátedra), un ambicioso volumen que perfila a algunas de las mujeres más relevantes en la conquista de las Indias.

el 13 dic 2013 / 20:29 h.

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Eloísa Gómez-LSucena (2)Autora de novela histórica, libros de viajes y ensayos, Eloísa Gómez-Lucena acaba de publicar Españolas del Nuevo Mundo (Cátedra), un ambicioso volumen que perfila a algunas de las mujeres más relevantes en la conquista de las Indias. Entre ellas, las sevillanas María de Estrada, María Hernández y María de Pineda, tres damas oscurecidas por el peso de la historia cuya novelesca biografía merecía ser rescatada. –¿Tan relevantes fueron las ‘mujeres de la conquista’ como para merecer un libro? –La mayoría ni tuvo poder ni riquezas ni gloria. Pero participaron en la exploración y poblamiento del Nuevo Mundo e influyeron en la cultura, la sanidad y la industria. Los cronistas más conocidos olvidaron sus nombres. Han sido las eternas postergadas. –Visto con una perspectiva global, ¿cuál es la conclusión general que sobrevuela su estudio? –Rebela cómo en América las españolas fueron más independientes que las peninsulares. Ni fueron todas tan incultas y sometidas y, ni mucho menos, mojigatas y melindrosas. También demuestro con datos cómo muchas familias al completo se embarcaron en los primeros viajes a las Indias. Las mujeres también combatieron contra los indígenas, ayudaron a levantar ciudades, plantaron las primeras semillas europeas, cultivaron con sus manos las tierras de América, fundaron hospitales y escuelas y, como es evidente, fueron las progenitoras de la estirpe de criollos y de los mestizos del Nuevo Mundo. –¿Qué mujeres le han llamado poderosamente su atención? –Me conmovió la vida de la buena e ingenua esposa, madre y beata Marina de la Cruz (Alcalá la Real). Sufrí escribiendo las crueldades y desmanes de los españoles en la conquista de Chile, en donde iba Inés Suárez (Plasencia), heroína de Santiago de Chile, mujer de inteligencia natural, aguda y valerosa, pero también cruel. Admiro la entereza, integridad y dignidad de Mencía Calderón (Medellín), que comandó una expedición de mujeres al Río de la Plata (Asunción de Paraguay). La maestra Catalina Bustamante (Llerena) movió Roma con Santiago para exigir que el colegio en donde enseñaba a niñas indias y mestizas fuera inviolable, tras un triste episodio de rapto de una india noble perpetrado por un alcalde español de un pueblo cercano a Texcoco... –Ellas también fueron culpables del sometimiento y exterminio durante la conquista... –No he eludido abordar aquellos dramáticos acontecimientos cuando le correspondía al personaje. En María de Estrada, que estuvo con Cortés en todas las batallas durante la conquista de México, no me ando con paños calientes. Refiero los atropellos, crueldades y masacres que cometieron con la población indígena. Pero tampoco evito hablar del muy cruel imperio mexica, en donde las propias crónicas indígenas explican el significado de la guerra florida: asaltar aldeas de pueblos sometidos para capturar hombres, mujeres y niños para sus sacrificios rituales. Y como al dios Tláloc los mexicas sacrificaban niños varones enfermos y tullidos –No deja de sorprender que hoy día, en ciertas poblaciones, incluso se levanten monumentos a figuras de la conquista –caso de Ñuflo de Chaves en Chiquitos (Bolivia)– ¿Por qué? –Esto tendríamos que preguntárselo a ellos. Nosotros no somos los herederos de aquellos primeros emigrantes al Nuevo Mundo. Al fin y a la postre, los actuales habitantes de América son sus descendientes, no nosotros. Qué pensaríamos hoy del historiador que culpara a los fenicios, griegos, romanos, visigodos, árabes, cristianos, judíos y a otros muchos pueblos que invadieron nuestra península, tras los sangrientos primeros combates, de haberse asentado y de ser los responsables de nuestra compleja diversidad como españoles. ¿Acaso tiene sentido? Prefiero investigar la historia, no sin sentir compasión y espanto por tantos pueblos que sufrieron los desmanes de otros pueblos. –¿Cuáles son las mujeres sevillanas que ha retratado? –La emigración a América durante el siglo XVI fue mayoritaria andaluza. Eran de Sevilla, María de Estrada, María Hernández y María de Pineda. Aquellas mujeres influyeron en los usos y costumbres americanos. –¿Quién de ellas merecería por sí sola una película? –Me atrevería a decir que María de Angulo, pobladora de Santa Cruz de la Sierra, cuya hija pronunció el primer discurso en guaraní con el propósito de apaciguar a los atacantes y lo consiguió, podría ser motivo de una interesante película. Beatriz Hernández es la heroína de la ciudad de Guadalajara, con una hermosa estatua en la plaza del ayuntamiento. Pero yo propongo a los lectores que sean ellos los que viajen al pasado con la lectura de estas españolas. No necesitan ortopedias digitales, su propia imaginación hará de máquina del tiempo. H

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