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Mali: el país de las mil sonrisas

La Casa de la Ciencia acoge una muestra solidaria que retrata el ritmo de vida y la felicidad que destilan los habitantes del país africano.

el 05 feb 2012 / 18:50 h.

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El futbolista maliense y presidente de la Fundación Kanouté, Frédéric Kanouté, observa las fotografías de la exposición Mali. La vida en torno al río, de la artista y psicóloga onubense Alicia Núñez Castillo.

A la fotógrafa Alicia Núñez le gusta ir con mucho tiempo a los lugares a los que viaja. En Mali, corazón del continente africano, estuvo un mes. 30 días surcando un río y recalando en las más recónditas e impensadas aldeas. Sólo así pudo captar el ritmo vital de un país que ha retratado en las 43 fotografías que integran la exposición Mali. La vida en torno al río que alberga la siempre inquieta Casa de la Ciencia.

“He viajado mucho por África y tenía bastantes ganas de ir a Mali. Todos los conocidos que habían ido volvían enamorados de aquel país. Cuando fui entendí el por qué. Es el país de las 1.000 sonrisas. La gente es muy acogedora”, explica la responsable de una muestra patrocinada por la Fundación Kanouté y la Diputación de Granada que ahora recala en Sevilla. “El material fotográfico que traje a mi regreso era enorme y la selección fue enormemente difícil. Con todo, decidí exponer algunas instantáneas que, aunque técnicamente no sean perfectas, cuentan mucho de la experiencia vital”.

En Mali, Alicia Nuñez decidió recorrer en una barcaza el río Níger desde Barmako, la capital del país, hasta la mítica Tombuctú, la ciudad de las caravanas del desierto. Un trayecto que le permitió “acceder a lugares a los que sólo se puede llegar a través del río”, pero en los que también pudo conocer el modo de vida y la cotidianidad que nace del propio río”, explica esta fotógrafa onubense radicada en Granada, cuyo objetivo ha sido retratar “como si mirases por la ventana de una casa o de un hotel” los gestos de la gente, sus tradiciones, su arte para sobrevivir, el calor de las madres protegiendo a sus niños o la dignidad de las personas que no tienen otra cosa.

“No busco el exotismo, si no el interior de las personas, conseguir aflorar el alma a través de las imágenes”, argumenta sobre su trabajo. Quizás no poco tenga que ver en ello su formación como psicóloga. “Mi intención nunca ha sido la de vender fotografías, lo que quiero es captar la atención del público y, especialmente, generar el deseo de conocer estos países. Es, probablemente, la mejor ayuda que se les puede prestar, gastar nuestro dinero como turistas en países que no son de primer mundo”, cuenta. Su próximo destino tiene fecha y nombre: Congo. “Siempre regreso a África, es un sitio totalmente mágico”, concluye.

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