El escritor y periodista Andrés González-Barba.
Tras debutar brillantemente con Los diarios de Regent Street, el periodista y escritor Andrés González-Barba (Sevilla, 1974) vuelve con El sueño de Titania, que define como «una novela inspirada en varios acontecimientos que le sucedieron a mi hija mayor, Sofía, que es la protagonista de la historia», cuenta. «La novela tiene un marcado corte juvenil pero no me gustaría encasillarla para un determinado público lector, sino para todos los públicos. En ese sentido soy de los que defienden que hay que dignificar a autores relegados a lo juvenil, como Stevenson o Verne», agrega.
Este es un elemento en común con Los diarios deRegent Street, «al igual que la narración desde distintos puntos de vista, metiéndome en la mente de varios de los personajes», explica. «Obviamente después Los diarios de Regent Street se metía en un homenaje al género policiaco y a Conan Doyle. Pero en Titania cuento una pequeña broma de una de las protagonistas que aluden al personaje de Sherlock Holmes. Es un pequeño guiño que me gustaría hacer en otras historias».
El autor se confiesa «más liberado» con esta obra que con la anterior. «Con Los diarios me tuve que dar a conocer, pero creo que ahora es más fácil. Además me he zafado del encasillamiento holmesiano, porque a mí me encanta escribir sobre muchos géneros distintos, y esto es una prueba de ello».
En Titania se cuenta cómo Sofía entra en un colegio y a través de su profesora y tutora, María, comenzará a descubrir cosas de ella misma que ella desconocía. «A partir de entonces, la niña comenzará a escribir un relato en donde se inventa el reino de Titania, y ahí es donde comienza la fantasía», prosigue Barba. «En la narración se van intercalando sucesos en el colegio y en Titania. Es una historia en donde sobresalen valores como la amistad, el tesón, la lealtad, etc. La novela tiene influencias desde obras como La historia interminable o Las crónicas de Narnia hasta reminiscencias de las viejas leyendas artúricas, con aventuras de caballeros, reyes, príncipes, e incluso la búsqueda de un Grial, que aquí está simbolizado por una flor azul, algo que remite a Novalis y a su Enrique de Ofterdingen.
