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Otra derrota cruel tras un arranque soberbio

Los partidos duran 90 minutos y el Betis nunca los juega completos. Ayer le dio un soberano baño al Villarreal en una primera parte soberbia, en la que sólo logró la exigua ventaja de un gol. Luego, con toda su artillería, los de Pellegrini le dieron la vuelta al partido en apenas un par de minutos. Foto: EFE

el 15 sep 2009 / 16:15 h.

Los partidos duran 90 minutos y el Betis nunca los juega completos. Ayer le dio un soberano baño al Villarreal en una primera parte soberbia, en la que sólo logró la exigua ventaja de un gol. Luego, con toda su artillería, los de Pellegrini le dieron la vuelta al partido en apenas un par de minutos.

El Madrigal era una auténtica fortaleza amarilla. Allí llevaban los de Pellegrini 13 partidos seguidos de Liga sin perder, 9 sin encajar un solo gol y 7 ganando a todos los rivales que les visitaron, tal es el potencial que ha cogido este equipo que, de la mano de Fernando Roig y José Manuel Llaneza, es capaz de aglutinar en su estadio, en las grandes citas, a la mitad de la población de este inmenso polígono industrial que es Villarreal, donde apenas viven 50.000 personas, sólo el doble del aforo del estadio.

Para los amarillos, el de ayer era un partido para batir registros históricos, lo mismo que el Betis pero al revés, pues los verdiblancos hace la intemerata que no ganan un partido -desde el 19 de abril- y llegaron con el agua al cuello, acuciados por la necesidad de puntos para que la nerviosera que rodea al club en lo social no se contagiara también a la parcela deportiva, tan cogida con alfileres con ese 2 de 15 en las cinco primeras jornadas.

Pues bien, el repaso que dieron los béticos a los villarrealenses en la primera parte fue espectacular, con un fútbol ordenado, fluido e inteligente, gran anticipación, movilidad arriba y un torbellino de ocasiones ante la meta de Diego López, que permitió a los suyos llegar con vida al descanso gracias a un par de buenas paradas, a otro par de balones que le sacaron en la misma raya de gol Ibagaza y Rossi y a que el visor de los béticos estuvo algo desviado en varios remates francos que debieron haber hecho añicos todos los registros de imbatibilidad de los locales.

Sólo Damiá acertó a hacer gol, pero las ocasiones de Emana, Mark González, José Mari, Mehmet, Juanito o Capi fueron clamorosas, de ahí que hubiera que considerar un milagro que el submarino amarillo, al descanso, no estuviera ya hundido y listo para el desguace.

Pero el Villarreal es un grande de la Liga y a los grandes no se les puede perdonar. Los castellonenses salieron más enchufados en la segunda parte, sin un fútbol brillante lograron encerrar a los béticos, que acusaron en exceso el desgaste físico del primer periodo, en su parcela, y a base de faltas laterales empezó a rondar el peligro en la meta de Casto. Pellegrini, que había rotado a varios de sus mejores hombres, puso a toda su artillería en liza, entraron el Guille Franco y Pires y el acoso se recrudeció. Del Betis de la primera parte, con Mark, Emana, Capi, José Mari y alguno más fundidos, no volvió a haber noticias.

En una falta lateral cabeceó Gonzalo (68') el 1-1 y sólo un par de minutos después Joseba Llorente (70'), al que no se había visto en todo el partido, fusiló a Casto desde cerca tras una embarullada acción que, como la anterior, había iniciado Ibagaza, para voltear el marcador por completo y dejar a los béticos desolados sobre el campo. Sus miradas lo decían todo: habían jugado mejor que nunca (en la primera parte) y habían perdido como casi siempre. Dos empates, cuatro derrotas y un panorama clasificatorio desolador, pese a que ayer el equipo llegó a jugar como los ángeles... (en el infierno también los hay).

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