Cofradías

Por la Canina todo es poco

El Ateneo clausura hoy una singular exposición tan efímera como corta es la estancia de la Canina del Santo Entierro en las calles de Sevilla. Dese prisa si quiere conocerla más de tú a tú.

el 25 feb 2012 / 15:48 h.

Enseres y curiosidades de la muestra.

Ningún otro paso de la Semana Santa concita la mortuoria expectación que despierta La Canina cuando cada tarde de Sábado Santo se asoma a las calles de Sevilla. El Ateneo no está lejos de su hogar, el Convento de San Gregorio, pero lo cierto es que nadie logró verla echándose el paseo entre un lugar y otro. Y sin embargo, hasta hoy al mediodía, está en la calle Orfila.

Mors Superavit es el nombre de la breve exposición que encabeza. Sólo seís días, acaba hoy. La Canina no está ya para estos trotes y como en el convento en ningún sitio. Pero no está sola en esta aventura. Aunque, acompañada o no, ella (o él, como la esmerada ciencia forense parece indicar) sigue enfrascada en sus pensamientos. A su alredor está el ajuar, su tesoro, el mismo que vigilan los hermanos de la corporación, diversos enseres entorno a la historia cofrade del Santo Entierro que dan una visión documental pocas veces conocida de lo que representa esta escultura que impone tanto respeto desde la altura de su paso neogótico.

“El paso del Triunfo de la Santa Cruz es alfa y omega del Santo Entierro y de toda la Semana Santa de Sevilla. Siendo un preludio, La Canina, de la esperanza de la resurrección”, dijo en la inauguración de la muestra Pablo Mestre, secretario de esta señera cofradía, bajo la atenta mirada de la homenajeada. En la muestran se exponen además otros enseres de hermandades de la provincia, como Dos Hermanas, Alcalá del Río y Écija. Entre todo ello destaca la ropa de capitán de la guardia romana del Siglo XIX de la Hermandad del Santo Entierro y los soldados romanos de la villa de Alcalá del Río que están inspirados en los antiguos del Santo Entierro de Sevilla. Llamativo resulta acercarse con ojos museísticos a los innumerables objetos procesionales, a los legajos pertenecientes al siglo XVII y admirar una cartelería fotográfica que desarrolla el devenir de esta corporación desde su fundación. Por aquí están también los dragones que la protegen en el paso y que tan inasequibles a la vista y al objetivo parecen cuando la procesión  sale a la calle. Y... La Canina, taciturna y magnética. Casi cuesta despegar la vista. Si, casualmente, se queda solo en la exposición sabrá lo que es sentir yuyu.

  • 1