Cofradías

Puro Viernes Santo

El Cristo de la Salud preside un viacrucis intimista y de sabor carretero

el 22 feb 2010 / 22:38 h.

La imagen del Cristo de la Salud fue trasladada a la Catedral para presidir el viacrucis organizado por el Consejo de Cofradías de Sevilla.

Todo ayer en el Arenal recordaba a Viernes Santo: cirios color tiniebla, lirios morados junto al crucificado y hasta la incertidumbre del tiempo que, a pesar de los pronósticos, no fue el gran protagonista de la tarde. Con todo, el Cristo de la Salud cumplió con el gozo de la víspera y presidió en la Catedral el Viacrucis de las Hermandades de Sevilla, el primero de monseñor Asenjo como arzobispo de la archidiócesis.

Minutos antes de la hora prevista -17.45 horas- el crujir del portalón de madera de la capilla de la Carretería enmudecía al público que se daba cita en la angosta calle. Como un reflejo de la melancólica tarde del Viernes Santo, la cruz de guía cruzó el dintel de la puerta y, tras ella, cientos de hermanos que, dejando atrás su túnica de terciopelo azul, precedían a la imagen del Cristo de la Salud. Cirios color tiniebla que marcaban el camino hasta el crucificado que, más que nunca, pedía salud para el necesitado.

En la calle poco público, quizás menos del esperado por la propia hermandad. La incertidumbre del mal tiempo pesó mucho para que los sevillanos se pensaran salir a la calle, una ausencia que se hizo más evidente cuando el cortejo llegó hasta la calle Adriano. En el Baratillo, los primeros rayos de sol comenzaron a dorar la figura del Crucificado, que era portado por la junta de gobierno de la hermandad del Miércoles Santo. Lo cierto es que, según avanzaban los minutos y el cielo de la ciudad iba tornándose de un celeste primaveral, los sevillanos empezaron a llenar el entorno de la Plaza de Molviedro. El Cristo de la Salud comenzaba caminar a esas horas entre el fervor de una ciudad que se agolpaba en las calles Castelar y Doña Guiomar.

En Molviedro, el coro de Jesús Despojado cantó al Crucificado que por aquel entonces ya había ralentizado su andar para ceñirse al horario, ante la tranquilidad que le daban los partes meteorológicos. Desde ahí, Zaragoza, Plaza Nueva y Hernando Colón significaron la devoción cuaresmal de una ciudad unida al Señor, al que ya no lo abandonó hasta que, a las 20.25 horas, el Cristo de la Salud cruzó la Puerta de Palos, ante la atenta mirada del arzobispo, admirado por la bella estampa que contemplaba.

En el viacrucis de su estreno como arzobispo, monseñor Asenjo invitó a los sevillanos a vivir la Cuaresma "con hondura y verdad". Su primer mensaje se digirió a los cofrades para "que las prisas de la Cuaresma para preparar vuestros cultos no os impidan realizar lo único necesario: encontraos personalmente con el Señor para que Él transforme y convierta vuestra vida". El arzobispo también quiso tener palabras de agradecimiento para el Consejo por la buena organización del acto.

Una leve lluvia sorprendió al Cristo de la Salud antes de salir de la Catedral, por lo que el Señor tuvo que refugiarse en la Capilla Real. Tras la incertidumbre, el crucificado regresó a su capilla cerrando así su particular tarde de Viernes Santo en lunes de Cuaresma.

  • 1