Rocío

«Rocieros, sed santos para renovar este mundo en crisis»

El obispo de Huelva hace alusión a la crisis y a la abdicación del Rey en su homilía en la misa del Rocío.

el 08 jun 2014 / 11:28 h.

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_ML_1251a FOTOGALERÍAS. Misa de Pentecostés / Ambiente de domingo en El Rocío Los rocieros cuentan desde ayer con una misión. El obispo de la Diócesis de Huelva, José Vilaplana, les invitó a no quedarse sólo en el sentido festivo de esta romería «llena de color y de gestos fraternales», sino a dar un paso más y «anunciar con alegría el Evangelio» para contribuir a cambiar «una sociedad en crisis». Lo dijo en la misa de romeros celebrada ante miles de personas en la plaza del Real de la aldea almonteña a primera hora de la mañana. Vilaplana ofreció un discurso claro, directo y de rabiosa actualidad, con referencias a San Juan Pablo II, el papa rociero que contribuyó a difundir la devoción marismeña; y a otras cuestiones recientes, como la abdicación del Rey Juan Carlos I o la crisis en Oriente Medio. En su homilía, defendió la importancia de la fe católica para luchar contra los problemas de la sociedad actual, «contra la crisis económica y moral que venimos pasando, por lo que es necesaria la apertura de nuevos caminos que nos conduzcan a una sociedad más moderna, más fraterna y más humana». El obispo onubense realizó reflexiones de enjundia en una celebración que daba comienzo a las diez de la mañana con la llegada del Simpecado de la Matriz y la comitiva de la junta de gobierno almonteña, las representaciones institucionales y los capellanes de las 114 hermandades filiales. El prelado marcó nuevos retos para los que estos días han caminado al encuentro con la Blanca Paloma:«Esta fiesta no nos permite quedarnos en la mediocridad, sino que nos abre horizontes amplios y metas elevadas (…) porque las situaciones difíciles requieren de hombres y mujeres llenos de fuerza». Misa de Pentecostés en El Rocío. / Foto: Carlos Hernández Misa de Pentecostés en El Rocío. / Foto: Carlos Hernández Las flores de altar –en tonalidad amarilla y blanca– y las de colores vaticanos que delimitaban las 4.000 sillas dispuestas rendían homenaje al papa que rezara ante la patrona de Almonte y que dijera aquello de «qué todo el mundo sea rociero». Un recuerdo en el que incidió Vilaplana al parafrasear a San Juan Pablo II, canonizado el pasado abril. «Nuestra vocación es la santidad», por lo que dijo que si ahora visitara de nuevo la aldea almonteña su propuesta sería la que sigue:«Rocieros, sed santos para renovar el mundo. Buscar con entusiasmo la renovación de nuestra Iglesia y la transformación de nuestro mundo». En este contexto, señaló que todos los peregrinos están llamados a «buscar el bien común por encima de los intereses personales y a trabajar intensamente por los últimos, pues si nos olvidamos de ellos, nos estaremos equivocando». Llegados a este punto, Vilaplana recordó las palabras del actual pontífice, el papa Francisco, al referirse a los últimos años de vida de Karol Wojtyla: «El atleta de Dios no podía hablar. Terminó como Jesús, humillado». Un testimonio de entrega hasta sus últimas consecuencias del que, confesó, hay que sacar como conclusión que «los santos no son héroes sino los que viven la cruz en su vida». Vilaplana, que estuvo acompañado por el canónigo Diego Capado y el párroco de Almonte, Antonio Cepeda, tuvo un especial recuerdo con quienes lo están pasando mal por la actual crisis económica y no han podido venir al Rocío. A los que sí lo han hecho les pidió que convirtieran su participación en la romería en un homenaje cercano «con quienes se sienten solos, están desesperanzados, hayan perdido la autoestima o estén en paro, en especial con los más jóvenes, para que encuentren un trabajo digno y el camino de la felicidad». Misa de Pentecostés en El Rocío. / Foto: Carlos Hernández Misa de Pentecostés en El Rocío. / Foto: Carlos Hernández En su sermón de 15 minutos de duración, el obispo onubense no dudó en llevar al altar rociero la corona española y su actual situación tras el anuncio del Rey Juan Carlos I de abdicar en favor de su hijo. «Pedimos la bendición de Dios para los Reyes de España, que visitaron la aldea almonteña en 1992 para la clausura del Congreso Mariano y Mariológico; y para los Príncipes de Asturias, que rezaron ante la Virgen durante su Venida a la parroquia de Almonte». Para ellos, dijo, «que el Espíritu Santo les asista en sus nuevas responsabilidades». Otro de los apuntes finales fue dirigido a honrar la memoria de dos sacerdotes de la parroquia de Almonte, recientemente fallecidos. Rosendo Álvarez, que fuera obispo emérito de Almería; y José García, «que nos dejó al finalizar el Año Jubilar». Como no podía ser de otra manera, las últimas palabras fueron para sumarse a la petición que había lanzado el papa Francisco para este domingo: «Sumémosnos a la oración por la paz en Oriente Medio para que la Virgen, reina de la paz, interceda por todos». Al final de la homilía, las 114 hermandades filiales renovaron su compromiso con la Blanca Paloma. Los presidentes y hermanos mayores desfilaron ante un libro con la leyenda «creemos en todos y cada uno de los dogmas adorables de nuestra sacrosanta religión, católica, apostólica y romana, única verdadera, y estamos dispuestos a derramar por ella hasta la última gota de nuestra sangre si fuese necesario». Un rito que llenó «de júbilo» a los peregrinos. Todo ello se desarrollaba ante un renovado escenario levantado, como siempre, junto al monumento de la coronación de la Virgen, del que justamente ayer se cumplían 95 años. La hermandad Matriz de Almonte había dispuesto un tercer nivel en vertical para los simpecados de las filiales con la intención de «ofrecer una mejor visión y mejorar la cabida de todas las representaciones», según explicó el presidente almonteño, Juan Ignacio Reales. En su carta de bienvenida que leyó al principio de la misa insistió en la necesidad de «vivir con fe» la romería y «dar testimonio de Cristo Resucitado en el cenáculo natural que es El Rocío». Entre los invitados al acto estuvo el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido. El regidor hispalense destacó «el recogimiento de las miles de personas» que siguieron la celebración. «No cabía ni un alfiler. Ha sido digno de ejemplo», remachó en compañía del delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano; y el director del área, Rafael Rivas. También las cofradías hispalenses estuvieron representadas a través del presidente del Consejo, Carlos Bourrellier, y distintos miembros de la institución, como Tomás Vega, Carlos López Bravo, Andrés Martín y Maruja Vilches. La hermandad de la Redención, cuya dolorosa tiene advocación marismeña y está hermana con la Matriz, envío representación. Pasadas las doce del mediodía concluía el pontifical de Pentecostés con la ausencia del clásico Olé olé y el estreno de una nueva salve. Todas las miradas se dirigían al santuario a la espera del ansiado salto de la reja.

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