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Solidaridad mariana para la crisis

El arzobispo llama a los sevillanos a imitar a la Virgen como “icono de misericordia” en esta “coyuntura dramática”

el 15 ago 2013 / 22:47 h.

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Manu R.R. (Atese) Manu R.R. (Atese) Cuando hay familias que están a punto de perder sus casas. Cuando los comedores sociales están desbordados y Cáritas Diocesana reclama continuamente colaboración para solventar casos cercanos y alarmantes. En un contexto así, difícilmente se puede celebrar la fiesta de la Asunción –en Sevilla, día de la Virgen de los Reyes– sin tener muy presente a ese colectivo que lo está pasando realmente mal por la crisis. En la misa que siguió a la procesión de la Patrona por las inmediaciones de la Catedral, el arzobispo Juan José Asenjo invitó  a los sevillanos a imitar a la Virgen como “icono de amor y misericordia para servir a nuestros hermanos más pobres en esta coyuntura dramática”. Monseñor Asenjo quiso traer así a la mesa  del altar las oraciones de tantos como son “víctimas de la injusticia, del paro, de la droga, del sida, de la destrucción familiar, del desamor y de otras múltiples causas”. Para poner freno a esta sangría, el prelado apeló en su homilía a la condición común de “hijos de Dios y de la Virgen” que tienen todos los cristianos para  “no perder de vista que el servicio a los pobres y a los marginados es un aspecto no desdeñable de la Nueva Evangelización”. Este mensaje directo y comprometido con la complicada situación que atraviesan muchos hogares resonó en una Catedral en la que no cabía ni un alfiler. La seo hispalense se llenó antes incluso de que el paso de la Virgen regresara al Altar del Jubileo donde se desarrolló la celebración religiosa. El arzobispo, que estuvo acompañado por el obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra;el vicario general, Teodoro León;y el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Manuel Soria Campos, no quiso dejar pasar la fiesta de la Asunción para mostrar el lado más humano y solidario de la Virgen. Desde un primer momento y con continuas referencias a las lecturas del día (Salmo 44, Visitación, Apocalipsis de San Juan) y al Magnificat, insistió en que María es “el fruto más admirable de la misericordia gratuita de Dios”. En su discurso dirigido a toda la Archidiócesis, Asenjo recordó que frente a los que se afanan en acumular distinciones y otros cargos, “hijo de Dios es el título más noble y honroso que una persona puede ostentar en esta vida”. A lo que prosiguió afirmando que “la  conciencia gozosa y frecuentemente renovada de que somos hijos de Dios debe ser la verdad fundante que da sentido  y estabilidad a nuestra vida”. En su intervención, leída, de poco más de 15 minutos ante la presencia de la Virgen de los Reyes, monseñor hizo referencia al nuevo papa, así como a otros pontífices que han marcado la vida de la urbe católica. Recordó que el papa Francisco había manifestado en más de una ocasión que “cuando el amor de Dios es comunicado a una criatura, toma necesariamente la forma de un amor de misericordia. Por eso en la salve la invocamos (por la Virgen) como Reina y Madre de misericordia”. Asimismo, destacó la importancia de la fiesta de la Asunción, que Pío XII proclamó como “dogma de fe” el 1 de noviembre de 1950. Sobre el beato Juan Pablo II, expuso las reflexiones que sobre el Magnificat tiene en una de sus encíclicas (Redemptoris Mater), en la que subrayaba “la preferencia por los pobres y los humildes”. Honores a Arraya El arzobispo se mostró muy satisfecho por cómo habían sucedido los cultos a la Patrona. Así, al finalizar la misa, agradeció la participación de todos en “esta hermosa procesión”, así como la predicación de la novena, “de lujo”, por parte del obispo auxiliar. Entusiastas resultaron las palabras que dedicó al organista Enrique Arraya, de quien destacó que “lleva 50 años contribuyendo al esplendor de la liturgia de la Catedral de Sevilla”.

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