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¿Una cafetería en el Imperial?

Los lectores piden que el antiguo teatro siga conservando un uso cultural, e incluso que reabra, tras el anuncio de librerías Beta de mudarse a otro local en la misma calle Sierpes

el 17 ene 2014 / 22:16 h.

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LIBRERIAEl anuncio de que la cadena de librerías Beta dejará el antiguo teatro Imperial de la calle Sierpes, donde se hallaba abierto al público desde hacía diez años, para mudarse a un local cercano en la misma vía, ha disparado la alarma entre los lectores asiduos, que apuestan mayoritariamente por conservar su uso cultural. Las redes sociales hervían ayer de propuestas para el futuro destino de este local: hay quien pide que se reconvierta en una cafetería tipo Starbucks o en un Hard Rock Cafe, quien lo imagina transformado en boutique o en discoteca. Pero no faltan quienes querrían que otra librería ocupara la vacante de Beta, o incluso que el teatro reabriera con su propósito original. Hasta se ha alzado alguna voz para pedir que el teatro Quintero, ubicado en la paralela calle Cuna, se traslade a Sierpes, lo cual parece bastante poco probable. Sea como fuere, el porvenir del Imperial no está en manos del público, sino de sus propietarios, la familia Artacho, quien por el momento ignora quién será el próximo inquilino. “De momento no sabemos nada, todavía ni siquiera ha salido Beta de allí”, explicaba ayer a El Correo de Andalucía uno de los miembros de dicha familia, Fernando de Artacho, a la sazón escritor. “Hasta que no se vayan, no podemos pronunciarnos. Luego se pondrá en alquiler, y se alquilará al interesado que corresponda”, agregó. El autor de obras como Los otros Alba, Hija de la iglesia o Manuscrito sevillano lamenta, como es lógico, la marcha de Beta. “Es una lástima, lleva mucho tiempo siendo librería y como escritor me da aún más pena, pero parece que la cadena tiene otras apuestas y no podemos sino respetar su decisión”. En el mundo del libro la noticia ha sido acogida de un modo desigual. Javier Sánchez Menéndez, escritor y editor al frente del sello La Isla de Siltolá, cree que el traslado de Beta no es del todo una mala noticia. “Es una cuestión meramente económica. Hay que adaptarse a los tiempos, y lo importante es que la cadena mantendrá su presencia y seguirá siendo una librería de referencia en Sevilla. Lo demás pertenecerá más bien al terreno de la nostalgia, pero si te das cuenta estamos cambiando la nostalgia por las situaciones que la sociedad misma está condicionando. ¿Quién no compra ahora en Amazon? Las librerías no tienen más remedio que responder a los nuevos retos”. Sánchez Menéndez opina que “detrás de la salida de Beta hay algo” que no supondrá un peligro para el uso cultural del local. “Seguirá manteniéndolo, estoy convencido, a pesar de la crisis del sector”, apostilla. Por su parte, Javier López, director de la Feria del Libro, afirma que “no ha habido extrañeza en el sector” ante la noticia del cierre, y lamenta el cambio “porque el espacio daba para mucho más”. Lola García, de la librería Relatoras, hizo un traslado similar hace cinco meses –de la calle Relator a Amargura– cree que un negocio como este mantiene su espíritu aunque se mueva sobre el plano. “Seguramente no podemos compararnos con Beta, pero creemos que, aunque el espacio es importante, estas mudanzas no afectan demasiado. Salvo el parón natural por el traslado, en el que cortas materialmente la actividad –en nuestro caso parte de la actividad, pues tenemos una dimensión on line importante–, para nosotras ha sido positivo, hemos ganado en espacio, básicamente, y la clientela sigue ahí”, asegura. La escritora Sara Mesa, que presentó en Beta Imperial sus últimas novelas, resta importancia al continente de la librería, e incide en la necesidad de que este tipo de establecimientos sea en Sevilla más abundante y esté mejor dotado. “El teatro es chulo, sí, pero me parece más espectacular el fondo de poesía y el de bolsillo. ¿Eso se mantendrá en la nueva sede? A mí es lo que más me preocupa”, manifiesta. “Lo lamentable en nuestros tiempos es que las librerías no tienen fondo, y si buscas Crimen y castigo lo tienes que encargar por Amazon. Beta Imperial sí tenía. Luego el teatro está bien, a ver qué hacen con él. Por lo menos que no metan un Zara dentro, ¿no?”, agrega. Cabe recordar que Beta Imperial fue inaugurada el 21 de junio de 2004, con la presencia del entonces alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, el que sería delegado de Cultura Juan Carlos Marset y María Cruz López. La vieja nave de uralita construida por los Artacho a mediados de siglo XX resurgía de sus cenizas convertida en templo del libro en pleno centro de Sevilla. Dos años antes, la teniente de alcalde Paola Vivancos había aseverado rotundamente: “Los terrenos del Teatro Imperial serán de uso cultural, quien lo compre lo hará sabiendo esto”. Una década más tarde, los interrogantes se ciernen sobre el emblemático número 25 de Sierpes.

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