Dos goles de Villa condenan al Betis a seguir sufriendo varias semanas más en su lucha por la permanencia y meten de lleno al Valencia en la pugna por la tercera plaza, de la que le separaban once puntos hace apenas diez días (tres jornadas) y tiene ahora a dos.
Los verdiblancos siguieron durmiendo ayer décimos y con siete puntos de ventaja sobre la zona de descenso, pero hoy podrían quedar reducidos sensiblemente (y quedarse en cuatro) según lo que hagan Recreativo y Espanyol en sus visitas a Villarreal y Sporting. El Valencia, por su parte, tras encadenar su quinta victoria consecutiva, ya tiene en el punto de mira la tercera plaza, después de reducir 9 de los 11 puntos de desventaja que tenía en las tres últimas jornadas, en las que su poseedor, el Sevilla, ha sumado otras tantas derrotas.
Así que la emoción, por arriba y por abajo, está asegurada en este sprint final de la Liga, que la próxima jornada volverá a deparar duelos cruciales como los que dirimirán Espanyol-Betis, Athletic-Racing, Recre-Mallorca y Almería-Numancia, por abajo, o Valencia-Barcelona y Sevilla-Real Madrid, en todo lo alto.
Ayer, durante la primera parte, Betis y Valencia parecieron equipos con idénticas aspiraciones y patrón de juego. Ordenados de atrás hacia delante, bien dispuestos sobre el campo, ambos ofrecían muy pocas concesiones al rival y se mostraban muy serios en su juego, tanto que aburrieron como ostras a los aficionados que en buen número acudieron al final de la Palmera a presenciar el choque. Mucho orden y mucha falta de intensidad en ambas escuadras, quizá por el calor o por aquello de ser jornada intersemanal, que más parecía un entrenamiento con público que un choque clave en las aspiraciones de permanencia de uno y las de meterse en la Champions del otro.
El caso es que el Betis, con Nogués, parece un equipo más académico y ordenado que con Chaparro, que nunca sabías por dónde te iba a salir, aunque últimamente solía hacerlo por la puerta de atrás y entre la bronca de su público, que se había pegado cinco meses sin verlo ganar. El domingo se rompió la mala racha ante el Sporting, pero dos victorias seguidas en casa en cuatro días, después de tan larga sequía, parecían demasiadas, aunque a punto estuvo de producirse el milagro si Rivera (34') no desaprovecha una ocasión clamorosa y luego César no acierta a desviar un cabezazo certero de Mark González (40') a la salida de un córner.
Fueron las únicas ocasiones de gol de la primera parte, ambas del Betis, y las únicas de las que gozaron los verdiblancos hasta que se vieron con un claro 0-2 en contra a falta de diez minutos para el final. El Valencia, sin hacer nada del otro jueves, ajustó su sistema defensivo tras el descanso y, con la salida de Joaquín, empezó a buscarle las cosquillas a la zaga bética. Dos ocasiones se le presentaron a Villa y las dos las mandó a las redes de la meta de Ricardo. Como el que no quiere la cosa dejó el partido resuelto y a su equipo a las puertas del podio liguero.
Con el marcador en contra, al Betis le faltó inspiración y... locura. No la tuvo esta vez Emana, aunque dibujó algún pase interesante, ni la tuvieron Edu, Mark González ni Oliveira, que sólo muy al final cubrió el expediente al reducir distancias con un potente derechazo tras un buen pase al hueco de Juanma. Pero Oliveira no es ni mucho menos el de antes, ni acaba de serlo Edu, tras una convalecencia de muchos meses. Para dinamita, la de Villa: dos ocasiones, dos goles y partido resuelto sin malgastar un ápice de fuerzas, que falta les harán para recibir el próximo sábado al FC Barcelona. El Betis de hoy apunta cositas, pero aún está a una distancia muy considerable de los buenos equipos de esta Liga.
