Cultura

Y la sevillana Lucina Gil consiguió el Goya...

La joven directora Lucina Gil (Sevilla, 1967) es una de las favoritas en la carrera por el Goya al Mejor cortometraje documental. El hombre feliz es la culminación de un largo periodo de aprendizaje de todos los elementos que confluyen en el séptimo arte.

el 14 sep 2009 / 23:22 h.

La joven directora Lucina Gil (Sevilla, 1967) es una de las favoritas en la carrera por el Goya al Mejor cortometraje documental. El hombre feliz es la culminación de un largo periodo de aprendizaje de todos los elementos que confluyen en el séptimo arte.

Lucina dio sus primeros pasos en el mundillo escénico como actriz, participando en el primer montaje del Centro andaluz de Teatro (CAT), La reina andaluza, bajo la dirección de Carlos Gandolfo. Se mudó a Madrid, pero sigfuió vinculada a Andalucía gracias a su trabajo en Plaza Alta, la serie de Canal Sur.

Después ha hecho un poco de todo, desde series de televisión -de La Regenta a Periodistas o Ana y los Siete- a filmes como Perdona, bonita, pero Lucas me quería a mí, Shooting Elizabeth, Incautos, El viaje de Carol, Reinas o la más reciente La carta esférica, bajo las órdenes de Imanol Uribe.

Fue en estas faenas de meterse en la piel de los más variados personajes, cuando empezó a germinar la directora que Lucina Gil llevaba dentro. "Cuando actúo siempre llevo una propuesta de puesta en escena, sobre todo en televisión, donde no hay tiempo para nada", explica sobre cómo fue su transición de estar frente a la cámara a ponerse tras ella. "Nunca he querido limitarme al texto, en todos mis trabajos he tratado de enriquecerlo con mis puntos de vista. Luego empecé a estudiar guión con Pedro Loeb, y escribir incita a dirigir, por eso de preguntarte ¿quién va a contar lo que he escrito mejor que yo mismo?", dice con buen humor.

Lucina Gil empezó de este modo a estudiar dirección, y no dudaba en "escaparme a los pueblos, a hacer cortos yo sola, con mi cámara", recuerda. De esas excursiones cinéfilas salieron trabajos estimables como Cóctel (2003) o Entre voces (2004), premiados en diversos festivales como el de La Laguna (Tenerife) o el maratón de cortometrajes organizado por la SGAE. "Estos trabajos no dejaron de ser una inversión para mí", dice Gil.

Hasta que por fin obtuvo una óptima subvención y se lanzó a rodar su primer proyecto profesional, El hombre feliz, con el que ha conseguido estar entre los cuatro aspirantes al Goya al Mejor corto documental.

La cinta describe las circunstancias de una persona que "aunque carece de todo lo que se supone que tenemos que tener para ser felices, lo es. Mostramos la vida de este señor, que nunca ha tenido lo que entendemos por éxito ni nada por el estilo, y que sin embargo está contento, para ver si nos sentimos identificados con él, qué preguntas nos suscita", comenta Gil.

Cuando se le pregunta si se ve subiendo a recoger su estatuilla, Lucina Gil suspira. Se sabe que los cortometrajistas españoles estuvieron a punto de ser excluidos este año de la ceremonia, y la movilización que hicieron para estar presentes los ha unido como una espontánea hermandad. "Prefiero no verme ahí, pero estoy tranquila porque si gano, fenomenal, y si se lo dan a otro va a ser un amigo y voy a ponerme muy contenta", agrega la cineasta.

La directora regresa con frecuencia a Sevilla "para no descastarme demasiado con la familia", y reconoce que en Andalucía "hay un buen nivel de cine. Están Santi Amodeo, Alberto Iglesias, Benito Zambrano, excelentes cortometrajistas y festivales como Zemos 98. Industria no la hay en toda España, pero toda esta materia prima debería dar confianza y permitir que se apueste por lo nuestro", apostilla Lucina, cuyo último trabajo en dirección, Las Veredas (2006) se encuentra en fase de postproducción.

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