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¿Y qué es la normalidad?

Paloma Ferrer es madre de una niña con Síndrome Down y ha habilitado ‘on line’ una recogida de firmas para que la RAE revise el significado de subnormal.

el 13 mar 2015 / 10:30 h.

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Imagen Carlota copiaweb Paloma con su hija Síndrome Down. Foto: El Correo Paloma Ferrer escuchaba en la televisión a Javier Nart, polémico tertuliano y diputado de Ciudadanos en el Parlamento Europeo, y la pregunta le empezó a martillear: ¿Quién fija qué es la normalidad? Nart se resistía a usar otra palabra que no fuera subnormal para referirse a los niños con Síndrome Down. Paloma, sevillana afincada en Madrid desde hace 15 años, no se sintió ofendida, pero se fue al diccionario de la RealAcademia y buscó la palabra: «Dicho de una persona que tiene una capacidad intelectual notablemente inferior a lo normal». ¿Y quién fija lo que es la normalidad?, se seguía preguntando esta madre de tres hijos. Su hija «Palomilla», con tres años, nació con esta alteración genética y no por ello es una pequeña con una capacidad intelectual notablemente inferior a lo normal, enfatiza Paloma. Por eso, con el fin de que el lenguaje vaya en paralelo a la lucha por la integración de este colectivo, Paloma se animó a abrir una petición de recogida de firmas en la plataforma Change.org para solicitar a la Real Academia Española (RAE) que revise el término subnormal. En una semana, más de un millar de firmas. Paloma reconoce entre risas en conversación telefónica con este periódico que está «asustada». «Yo no soy Juana de Arco ni Clara Campoamor», resalta Paloma, para la que lo importante de la iniciativa es que la RAE recoja la palabra subnormal como un insulto, «que es lo que es». La petición se puede firmar aquí: https://www.change.org/p/real-academia-espa%C3%B1ola-modernicen-las-acepciones-de-subnormal-mongolismo-y-s%C3%ADndrome-de-down Esta editora de profesión reconoce que existe «mucha desinformación en torno al Síndrome Down». «No se le puede decir a una familia que se entera de que va a tener un niño con Síndrome Down que es una bendición. Hay que decirle: espérate que te vas a sorprender». El comienzo de todo Paloma intuía desde el embarazo que algo no iba bien con Paloma. «El médico se paraba mucho en ella. Era muy pequeñita», recuerda. Pero habían sido tan malos sus presentimientos que cuando los médicos le dijeron que Paloma tenía Síndrome Down «me quedé igual». «No he derramado nunca una lágrima por mi hija», afirma. «Siempre me he interesado por estos niños. Sabía cuáles son sus rasgos, las cardiopatías que pueden sufrir, el desarrollo más lento que tienen...». Pero Paloma no está dispuesta a rendirse. Su tozudez está encontrando respuesta en la sociedad. Y en su familia, claro. «Mi sobrino Gonzalo el otro día se fue al diccionario y le preguntamos: ¿qué haces? Voy a arrancar la página donde define subnormal». Por aquí empieza la normalidad. O llamémosle integración.

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