La mañana de Dios

Toda Sevilla ha querido acompañar esta mañana al Gran Poder en su traslado de regreso a San Lorenzo

06 nov 2016 / 13:03 h - Actualizado: 06 nov 2016 / 18:47 h.
"El Gran Poder","El Gran Poder en el Jubileo de la Misericordia"
  • Las hermanas cantándole al Señor en Santa Ángela. / Manuel Gómez
    Las hermanas cantándole al Señor en Santa Ángela. / Manuel Gómez
  • Las hermanas se preparan para recibir al Gran Poder en Santa Ángela. / Manuel Gómez
    Las hermanas se preparan para recibir al Gran Poder en Santa Ángela. / Manuel Gómez
  • La Avenida de la Constitución, repleta de sevillanos acompañando al Gran Poder. / Manuel Gómez
    La Avenida de la Constitución, repleta de sevillanos acompañando al Gran Poder. / Manuel Gómez
  • La mañana de Dios
  • Las calles atestadas fueron una constante durante todo el recorrido. / Manuel Gómez
    Las calles atestadas fueron una constante durante todo el recorrido. / Manuel Gómez

Toda Sevilla ha querido acompañar esta mañana al Gran Poder en su traslado de regreso a San Lorenzo. Solo el Señor, el Dios de la Misericordia, es capaz de convertir la fe de un pueblo en ríos de devoción que llenaban las calles del centro. Todo era gentío y todo era silencio, todo eran oraciones y rezos callados ante la imagen del divino Nazareno de Juan de Mesa.

A las 11.05 horas, tres golpes de martillo levantaban el paso del Señor. A paso lento, y entre un espeluznante recogimiento, recorría las naves de la Catedral antes de encontrarse con la luz de Sevilla que le esperaba por San Miguel. Visitó el Gran Poder la capilla de la Virgen de los Reyes y el lugar en el que reposan los restos del Beato Marcelo Spínola, donde la hermandad depositó un centro de flores en su memoria.

Avanzaba el Señor y se aceleraban los corazones. Era el mismo Señor que cada viernes es cofre de la misericordia, el mismo que rompe cada año la Madrugá del Viernes Santo. Pero esta vez, con la luz del día perfilando cada rasgo de su rostro. Así salía al encuentro con Sevilla, la misma ciudad que llenaba la Avenida a la espera de ver avanzar su zancada.

Minutos después, el Gran Poder llegaba hasta la Plaza Nueva donde era recibido por una representación de la corporación municipal. Sonó entonces Ione, a cargo de la Banda Municipal de Sevilla, para mecer el paso del Señor. Y así se fue, buscando el encuentro con el pueblo en el que reina. La mañana de Dios aguarda aún que siga repartiendo misericordia.