Ojana in Excelsis

Pandemia de bilis cofradiera

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Juanmi Vega @Juanmivegar
10 feb 2021 / 04:00 h - Actualizado: 10 feb 2021 / 04:00 h.
"Patrimonio","Infraestructuras","Cuaresma","Exposiciones","Semana Santa","Ojana in Excelsis","Pandemia"
  • Foto: El Llamador.
    Foto: El Llamador.

En estos días se están conociendo todos los actos que tendremos de cara a la cuaresma y a la Semana Santa en nuestra ciudad y parece que todo está mal.

¿Una exposición con los misterios? Mal. ¿Una muestra con buena parte del patrimonio de las hermandades de Sevilla? Peor. ¿Un Vía Crucis de las Cofradías con poco público? Una tontería. Y así hasta el infinito.

Nuestra ciudad es así. El inmovilismo se critica y al que se mueve lo apalean. Todo está mal.

Viendo lo que está ocurriendo con estas exposiciones, uno entiende que buena parte de la sociedad esté harta de los sevillanos criticones que no aportan nada, salvo su bilis desde la pantalla del móvil.

El problema no es ese hartazgo. Lo peor es que hace que nadie se quiera meter en nada, como por ejemplo la ampliación del metro, los túneles de la SE-40, el cercanías al aeropuerto y todas las infraestructuras que son necesarias para la evolución de nuestra ciudad.

Lo más gracioso de todo esto es que esos mismos que critican son los primeros que estarán en la cola esperando para entrar en estas exposiciones. Ocurrió lo mismo con el tranvía, el metro y hasta con el carril bici.

Sevilla es así. Una ciudad en la que echamos por tierra cualquier iniciativa, mejor o peor diseñada, pero que intentan aportar algo a la ciudad.

Estas muestras, sin ir más lejos, la hacen para que la gente pueda disfrutar de un poquito de la Semana Santa de Sevilla. No van a ganar dinero ni habrá croquetas a repartir entre los asistentes.

Lo fácil es quedarse quieto, decir que estamos en una pandemia mundial y que lo mejor es esperar al año que viene. Desde el Consejo y el Ayuntamiento han buscado fórmulas para que haya algo, una pincelada, y es para los sevillanos. Por y para nosotros.

Ojalá los sevillanos fuésemos tan críticos para todo. Si así lo fuese seríamos la capital del mundo, pero preferimos seguir siendo la ciudad en la que se vive muy bien porque con la cervecita te ponen un platito de altramuces.